Desde muy pequeña y durante más de 20 años conviví con la ansiedad. Sé lo que es vivir con preocupación y miedo permanente por lo que pueda pasar, lo agobiante que resulta tener enganchados pensamientos angustiosos sobre el futuro que se repiten una y otra vez encogiéndote el cuerpo, poniendo tu corazón a 1000 por hora, y apretando todavía más ese nudo en el estómago que ya crees que forma parte de ti.
Palpitaciones, sudores fríos, contracturas, presión en el pecho, falta de aire, sensación de hormigueo en distintas partes del cuerpo, impotencia, tristeza, rabia… y un largo etc.; un pequeño y privado calvario al que hasta terminas por acostumbrarte.
Quizás –como yo- durante muchos años pensaras que tú eras así, nerviosa, y que preocuparse tanto por las cosas era síntoma de responsabilidad y amor profundo por los tuyos. Seguramente ni siquiera fueras consciente de que lo que te sucedía se llamaba ansiedad y, mucho menos, que se pudiera solucionar.
Pues se puede, yo he conseguido dejar atrás la angustia constante, el miedo paralizante y la sensación de que la vida es ardua y pesa.
Tú también puedes, tienes todo lo que necesitas para conseguirlo y yo estoy aquí para guiarte, proporcionarte las herramientas que necesitas y acompañarte en tu proceso.